martes, 5 de octubre de 2010
La conchuda wannabe
Puede parecer una rara avis pero es una clase de conchuda que, si bien no abunda, marca tendencia en el relativamente chico y amorfo mundo de la literatura vernácula. Puede tratarse de una periodista, de una poeta, de una Blogger consagradísima o de una escritora a secas. Puede ser bueno, mediocre o malo lo que hace, no importa. El rasgo más definitorio de la wannabe es querer ser algo que no es. Hay datos reveladores: en la solapa de su libro aparece con un baby doll; a ella no le va eso de la intelectual bigotuda y dejada. Ella es sexy, y eso no te lo da la carrera de letras. Ser sexy y calentar a los tipos es un don que comparten las vedettes, las modelos y las actrices, pero puede haber espacio para muchas más. ¿Por qué no echar a correr su coqueteo a diestra y siniestra y sea donde sea? La conchuda wannabe es una mujer voraz y no le basta con la explotación de un solo lugar de su anatomía (entiéndase por ello el cerebro o mente). Hiperactiva como es, finalmente se dio cuenta que su insatisfacción puede desarrollarse en el ámbito académico. El jam de poesía, los foros de Internet, las presentaciones de libros, todo puede trasformarse en un lugar apropiado para destacarse, para llamar la atención. Gente de todas las calañas dentro de espectro cultural nativo la reconoce. Pero se intuye que ella wanabbe otra cosa. Ella parece soñar con las tablas, las plumas y Nito Artaza ofreciéndole jugosos contratos. Ella parece soñar que Luis Ventura y Vivana Canosa se pelean por hacerle una entrevista exclusiva. Pelean cuerpo a cuerpo, (Con gran ventaja de Canosa: Ventura, tal vez por trasnochado, tal vez por mayor, puede perder frente a una mujer) por tener una nota con ella. Una nota en la que habla de sus pasiones, del perfume que usa, de qué le gusta comer, de los amores que ha dejado atrás. Más o menos el mismo tipo de nota que se le hace a Susana. Al verla pavonearse en fiestas donde escritores y afines comentan novedades vaso de alcohol en mano, uno piensa que, en su fuero íntimo, siente más emoción si conoce a Sergio Denis que a Paul Auster. Cuando da notas en suplementos literarios o sitios de Internet (los únicos que en la vida real la convocan) le cuesta contenerse y no dar soltar algún tip de belleza. La conchuda wannabe parece ser una versión culturizada y más joven de aquella María Julia Alsogaray que salió vistiendo como única prenda un tapado de zorro, en la tapa de la revista Noticias. Aquella María Julia Alsogaray que desorientó a los desprevenidos lectores con su manifiesto deseo ser otra cosa.
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