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jueves, 27 de mayo de 2010

La conchuda celosa


Para ser amiga de ella hay que ser muy asexuada y anodina y, aún así, la cosa no será fácil de llevar. Desconfiará. Cuando se sale con una conchuda celosa hay que vestirse discreta y alejarse de cualquier gesto que haga intuir voluptuosidad. Nada le hará menos gracia que una amiga coqueta. La defenestrará con alma y vida, con términos propios de señora gorda y reaccionaria. Dirá que es "Atorranta", "Calienta pijas" e "Histérica". Pero lo que realmente le molestará de esta amiga no es la decisión de ser una mujer que se arregla, si no el acaparamiento de atención que la Conchuda Celosa quiere solo para sí. Puesto a que toda su vida gira en torno a la aceptación masculina, el hecho de que un hombre ose ponerla en segundo plano frente a otra mujer o frente a cualquier interés mundano como el trabajo, el deporte o los hijos, la hará enardecer. Su confianza se desmoronará y la ira la dominará sin remedio. Sus celos son de tal magnitud que logran enajenarla casi por completo de ciertas realidades irrefutables para otros. Por ejemplo, se comporta como si fuera la mujer de Sean McNamara, el buenmozo cirujano de Nip/TUC, pero, lamentablemente, su marido se asemeja más al George Constanza de Seinfeld. Algunas mañanas revisa el historial de la PC para encontrar la pornografía que su abnegado marido (sí, George) mira furtivamente mientras ella finge que duerme a pata ancha. Regodeada en su hallazgo, se arremanga su vieja bata, caza el teléfono y lo llama a la oficina. A continuación lo cubre de insultos y cuestionamientos como: “¿Qué te hace falta en casa que buscás culos en Internet?” y ¿No ves que yo soy la madre de tus hijos?. Con las amigas, su inclinación no disminuye. Se enoja si su amiga de la primaria que aún la tolera decide variar un poco y salir con un antiguo compañero de la facultad. La celosa siente instantáneamente traicionada. Y, ojo, ella no olvida. Aunque haya pasado un año, en cuanto la ocasión se lo permita, retomará el tema con su otrora compañera de banco y reprochará: “Como esa vez que te fuiste con el forro de la facultad y yo me quedé re colgada mirando Canal Volver en casa”. Otro punto a destacar de su personalidad es la falta de sentido del ridículo. Es posible verla en la calle o incluso en ámbitos más reducidos como un ascensor (con gente) gritando a mandíbula batiente en la jeta de George: “Lo único que me faltaba es que le mires el culo a la hija de la del 8vo A”. El tipo, cuando ya no puede más, la abandona un tiempo y se va a lo de la madre. Ahí es cuando la conchuda celosa, “hace un click”. El temor palpable a la pérdida de su media naranja la hace tomar momentánea consciencia de sus errores. Con el caballo cansado, lo llama muy mansita, con voz de seda, y se deshace en ofertas de grandes transformaciones, llegando incluso a decir que es capaz de tolerar una relación abierta que contemple visitar con él el boliche swinger de calle Anchorena. Porque ella es tan extrema en sus celos como en sus promesas falsas. El marido vuelve con ella, conmovido por tanto altruismo, y no pasan más de tres semanas para que todo esté como era entonces. Ella es la conchuda celosa por antonomasia. Ella necesita sus celos como el resto del mundo necesita agua, y un cambio profundo y verdadero, le dejaría un vacío que no sabría cómo llenar.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Conozco al menos una decena de mujeres que se parecen a esta yegua hdp

Sisí dijo...

Yo un centenar. Son guachas

francis dijo...

La conchuda celosa que me toco en gracia de novia, cuando era joven ( más joven) tenía un perfil un poco más complejo que este, estaba segura que yo le metía los cuernos (cosa que no era así ) y me odiaba en silencio y terminó vengandose de maneras horribles.
este es un genero de conchuda "peligrosa" y sin ninguna gracia...

Carrie dijo...

Las amigas conchudas celosas no sólo no soportan q un hombre las deje en segundo plano, su ego es tan enoooorme desmesurado e infantil que una mujer tampoco podría osar dejarla -al menos una vez- en discreto second lugar. Controlan con quién hablás por tel, con quién saliste a tomar un café, con quién lo q sea, más q tu pareja. Y hasta lloran o te montan escenitas de dudosa proyección si sienten q las dejás de lado...Ni hablar de tener a una de esas conchudas como compañera de trabajo o de estudio, aunque su partenaire conchuda sea una luminaria, ella se las ingeniará para hacerla quedar como una segundona, incluso, aunq diga ser tu amiga (y realmente te quiera mucho), sus ansias de estrellato en permanente neón, podrá más q cualquier afecto por más legítimo q sea.
Es una suerte q al ser hetero nunca tenga q experimentar semejante especimen como pareja (aunq está el celoso-conchudo versión masculina, pero ése nunca llegará a los niveles mujeriles).

Anónimo dijo...

Y esta clase de conchudas cuando están solas no dejan en paz a sus pobres amigas haciendoles los mismos reclamos que les hacían a sus parejas. Mejor perderlas que encontrarlas...