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sábado, 16 de enero de 2010

La anti conchuda



Arma carpas y porros con idéntica pericia y velocidad. Como si esto fuera poco, hace los mejores asados. Desconoce el Ibuevanol, es sexualmente gaucha y abierta nuevas experiencias. Su cuerpo es atlético y morrudo. En la casa de los padres hay una vitrina plagada de trofeos, entre los que se destaca la copa de campeona interclubes de Hockey. También hay fotos de ella corriendo, con la pollerita muy corta que deja ver el bombachón, toda transpirada. Las venas del cuello inflamadas, la cara roja, algunos raspones sangrientos -o llagas- en las rodillas doradas por la vida al aire libre.También es judoteka y cinturón negro en Taewkondo. Nunca se la vio manejar sin tener la mano derecha en la palanca de cambios. Es como una roommate de su novio, una buena socia. Los amigos de él, quienes hablan de sus mujeres diciendo “la bruja”, a ésta invariablemente la colocan en un pedestal secreto. Si bien no lo confiesan, a todos les cae muy bien su compañía, al punto de hacerlos buscar excusas traídas de los pelos para hacerla participar de reuniones que son estrictamente masculinas. Ella nunca está estresada, desconoce las contracturas y las quejas. Es una mina dúctil, pata. El fútbol del domingo a la tarde no la angustia, tampoco tiene problema si hay que ir con el novio a la cancha. Siempre que te puede hacer un favor te lo hace, y a los otros también. Por ejemplo, si son las 4 de la mañana y el marido o novio quiere algo, ella baja a comprarlo soltando sus simpáticas motivaciones para ser tan gamba: “Yo voy, no hay drama. De paso me fumo un pucho, que me gusta fumar afuera”. Como amiga, también es solícita y afable. Capaz de cubrirnos en trampas, prestarnos plata, irnos a buscar si nos quedamos con el auto en Villa Bosch, ella siempre está firme al pie del cañón. Sin embargo, hace agua en algunos temas, como toda anti conchuda. En una reunión de mujeres, puede escupir frases poco efectivas en nuestro género como: “No se enrosquen”, “Relájense un poco”, “No sean histéricas”, “Los tipos son como son”, “Yo toco y me voy” y “Lo del síndrome pre-menstrual es chamuyo”. Ahí, la anti conchuda nos empieza a dar miedito o bronca, no podemos precisar bien la sensación. Peor aún será si nos encontramos mano a mano con ella, en plan confesión de amigas. Nos observará como un perrito, con la trompa de costado y los ojos vacuos, para darnos una palmada y tirar alguna insoportable oración simplona que refuerce nuestra condición de neuróticas sin remedio: "hay cosas peores Mariana".

2 comentarios:

Fascinating23 dijo...

Esta mina nos caga siempre, pero no coincido con que a los tipos les guste. Prefieren a las locas como somos todas, porque cuanto más histérica y nerviosa se calientan, no sé, buaaaahhhhhe

Mai dijo...

YO SOY ASÍ.
Pero no juego, ni jugaré jamás al hockey. Aviso. Lo mío fue siempre el voley.