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lunes, 18 de enero de 2010

La retro mal


Todo su universo está hecho con piezas de museo: en su placard abunda la ropa de tías y abuelas difuntas, por ejemplo. Aunque es joven, carga un vocabulario en el que hay cualquier cantidad de "Qué plato", "Te queda regio", y el “Qué lo parió”. Dice “cantor” en vez de “cantante”, “cómico” en vez de “humorista y “comedido” en vez de “buena onda”. Parece joda, pero no supera los treinta y pico o cuarenta, como mucho. Se va de vacaciones a pueblos perdidos, “con historia" y al regreso, casi indefectiblemente, cuando se le pregunta, ¿"Y qué tal General Pico?", la respuesta sonará a reproche hacia la humanidad. Se mostrará decepcionada por la habitual metamorfosis que toda comunidad occidental sufre. Volverá deprimida porque sus habitantes ya no sólo celebran que haya llegado el teléfono, sino que chatean. Todo tiempo pasado fue mejor. Su manifiesta hostilidad hacia cualquier cambio la vuelve más conservadora que Cosme Beccar Varela cuando estaba por aprobarse la Ley de divorcio. Pero, no obstante y lógicamente, la retro mal se considera progresista a tal punto que repite a quien quiera oírla que ella, en rigor, ella es "muy moderrrrna". Por lo general, nadie la comprende demasiado porque es tan oscura en sus elucubraciones sobre el mundo y descree tanto de la ciencia, que querría volver a las fuentes todo el tiempo, a las cavernas. En esto concluyen sus amigas del colegio que aún la siguen viendo. Al llegar a las reuniones "con las chicas" -son todas mujeres, no era mixto el colegio- se presentará munida de un bolsa de hacer los mandados de la que sacará un cuaderno Rivadavia y una lapicera Sheaffer. Pero esos objetos no serán llevados para exhibirse como trofeo de guerra del ya lejano sufrimiento escolar, no. Su razón de ser allí se relacionará con la necesidad de tomar nota de la reunión, como la retro mal hace con cada una de las cosas que le suceden. Ella no la va con agendas electrónicas, Internet, sms y esas cosas. A ella le parece más útil tomar notas con pluma. Ante la mirada piadosa de sus amigas apuntará, como lo hace en las actas de la Municipalidad para la cual trabaja, los frutos de la cumbre de ex alumnas. Cuando se equivoca, tacha. Nunca confió en el novedoso "borratinta".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

en vez de ser empleada de la minicipalidad, podría ser profesora de escuela pública tercer y cuarto año o no?

Beatriz50 dijo...

Soy yo; me parece una barbaridad esto de la nueva tecnología, las cosas importantes de la vida son invisibles a los ojos, guardo las agendas desde hace 10 años y las tengo llenas de stickers de kitty, little twin stars y sarah key. Mi marido quemó hace poco 20 álbumes de figuritas, entre ellos el de la panera rosa, que tardé 5 años en llenar.

Anónimo dijo...

Che este blog està buenìsiimooo!!!!!!!!!!!!!!! muy copado tienen que hacer uno sobre la conchuda estudiante de letras jajaja